No es por ti, es por mí...

Yo soy el que tiene prisa . Yo soy el que tiene el reloj en la cabeza. Tic Tac Tic Tac detrás de los ojos. Yo soy el se pone de los nervios si te pones la camiseta o los zapatos al revés, si no te subes la cremallera, si no te abrochas el botón. Yo soy el que quiere que salgamos ya, el que quiere que estés preparado para salir ya . Yo soy el que se desespera porque tu hermana tarda en acabarse la leche. Porque tu hermano quiere vestirse conmigo al lado. Yo soy el que tarda un segundo de más en darme cuenta y en pedirte perdón por tirarte del pelo al hacerte la coleta . Y en darte un beso para que me perdones, aunque no haga falta . Yo soy el que olvida estas cosas. El que deja que las prisas me hagan olvidar lo que realmente tengo que hacer. Lo que necesitáis. Yo soy el que se olvida de lo importante que es ese Pikachu, ese dinosaurio, esa tarjeta. Lo importante que es irnos al cole con ese muñeco al que agarrarse. Iluso. Yo soy el que no se para a desear de verdad buenos

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Javi, de espaldas con su mascarilla puesta, mirando al patio del cole a través de la reja de la entrada.

Volver.
Volver a enfrentarnos a la puerta del cole. Tras casi seis meses se nos hace extraño, ¿verdad? Cuando arrancamos esto de ir a la escuela, hace unos años, el estrujón en las tripas era por otras cuestiones, pero vuestro Papi ya las superó, aunque me costara más que a vosotros. Cosas de Papáñoño. Este inicio de curso, en medio de una pandemia, mi preocupación es bien distinta, y mis razones son de peso. Pero no hay mas remedio que superarlo. El miedo, la incertidumbre, el respeto por la situación y las dudas siempre están ahí. No sé cuánto durará. No sé si acabará diluyéndose poco a poco como las pesadillas en el colacao, o si tardará mucho en desmadrarse todo de nuevo. O incluso si llegará a cerrarse el cole. Y no quiero ni pensar en que los contagios os afecten directamente. Por ahora sólo puedo confirmar una cosa: vosotros lo lleváis infinítamente mejor que yo. Como siempre.
Volver a pensar en horarios, tareas, libros. Tenéis que reconocer que estos casi seis meses sólo hemos leído cómics y libros de los Futbolísimos. Que los vídeos que habéis visto una y otra vez eran casi todos de recetas de pasteles y partidas de Minecraft o el Gang Beasts. Que nos hemos puesto al día con las pelis de Star Wars, ¿verdad, Javi?. Y en otra decena de de series que te empeñabas en ver conmigo o con Mami. El único cuadernillo que has abierto, Ana, ha sido el del Profe Manolo. Ni una redacción, ni una cuenta. ¿Valen los sudokus? Así que toca volver a aprender ciertas rutinas. Empezando por mí. Tengo que volver a aprender a hacer coletas.
Volver a masticar estos momentos. No dejar pasar ese beso que has aprendido a lanzar con sonido bajo la mascarilla, Tesorillo. Para que te escuche siempre. Y ha tenido que ser ahora cuando me he dado cuenta de ello, cuando cruzas con paso firme la puerta del cole. Y tengo que buscar una contestación para cada vez que me dices eso de que "eres el mejor padre del mundo", Javi. No sé dónde habéis aprendido tú y tu hermana esa frase, pero nunca tengo la respuesta adecuada. Es increíble que reaccione siempre mal y rápido a cualquier tontada, y hasta saque mi Hulk interior, y no sepa qué contestarte cuando me regalas eso. ¡Seré imbécil! Se me olvidan estas cosas. Y después de casi nueve años, me doy cuenta de que repensarlas, masticarlas y digerirlas, y escribirlas —escribírnoslas– aquí, es lo más eficaz que he encontrado para seguir aprendiendo y mejorar.
Volver a escribir. Llevaba ya mucho tiempo sin abrir el blog, sin airearlo. Y ahora con el retorno a las clases, no sé si será un buen momento. Todos, hasta vosotros que sólo pensáis en jugar y volver a ver a vuestros amigos, todos, estamos preocupados y angustiados. Todos hablan de lo mismo, y con razón. Medidas, reivindicaciones, protocolos, consejos.... Así que mejor condenso nuestra particular vuelta al cole en vuestra fuerza y en vuestros besos sonoros tras la mascarilla.
Volver....

¡Que la Fuerza os acompañe!

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Comentarios

  1. Que gran verdad, lo llevan mejor que nosotros. Yo lo dejo con un nudo en el estómago y el se marcha seguro, confiado con una evidente sonrisa tras la mascarilla.

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    1. Son unos campeones. Y menos mal que los tenemos a ellos ;) Abrazo!

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