No es por ti, es por mí...

Yo soy el que tiene prisa . Yo soy el que tiene el reloj en la cabeza. Tic Tac Tic Tac detrás de los ojos. Yo soy el se pone de los nervios si te pones la camiseta o los zapatos al revés, si no te subes la cremallera, si no te abrochas el botón. Yo soy el que quiere que salgamos ya, el que quiere que estés preparado para salir ya . Yo soy el que se desespera porque tu hermana tarda en acabarse la leche. Porque tu hermano quiere vestirse conmigo al lado. Yo soy el que tarda un segundo de más en darme cuenta y en pedirte perdón por tirarte del pelo al hacerte la coleta . Y en darte un beso para que me perdones, aunque no haga falta . Yo soy el que olvida estas cosas. El que deja que las prisas me hagan olvidar lo que realmente tengo que hacer. Lo que necesitáis. Yo soy el que se olvida de lo importante que es ese Pikachu, ese dinosaurio, esa tarjeta. Lo importante que es irnos al cole con ese muñeco al que agarrarse. Iluso. Yo soy el que no se para a desear de verdad buenos

Tonterías por las que me monto una película

Spoiler.

Esto ocurrió hace un tiempo, algunas semanas ya. Escribí unas notas, pensando que se me pasaría la sensación, pero tras un par de meses, no acaba de desaparecer. No ha vuelto a ocurrir, y no deja de ser una tontería, un fallo sin importancia, pero ahí sigue.

Planteamiento.

Acabo de llegar de vuelta a casa de dejar a los niños en el cole. Voy directamente a la cocina a poner la cafetera para desayunar yo... y me encuentro las bolsas de sus meriendas olvidadas encima de la mesa. Tardo un segundo en darme cuenta; no hay tiempo ya, no hay Ctrl-Z, no hay remedio.

Es la primera vez que me pasa. Así que no sé muy bien cómo reaccionar. No puedo volver al colegio y hacerles llegar sus bolsas. No puedo acercarme a la hora del recreo y tratar de verlos tras la valla. No puedo pasarles comida por la verja... Una tontería tras otra pasa por mi cabeza. Diez minutos, quince, y poco a poco voy pasando de pensar en qué hacer, a desayunarme la culpa mojada en el café.

Nudo.

Lo que tienen que llevar los peques al cole es siempre responsabilidad suya: la mochila, los estuches y los materiales, agendas, tareas... Cada mañana tengo que pedirles que comprueben todo lo necesario para estar listos. Hemos llegado a un punto en el que les pregunto directamente si tienen Educación Física esa mañana, para que ellos se gestionen y revisen su toalla y su neceser. Ya tienen –tenemos– el proceso medio interiorizado y asumido. Porque también forma parte de su autonomía y su responsabilidad; si olvidan algo, la culpa y las consecuencias son para ellos, no para nosotros.

Pero la merienda es cosa mía... Y enseñarles, y dar ejemplo.

Forma todo parte de un proceso, de un aprendizaje. Ya llegará, pero aún no se manejan lo suficiente como para acordarse y ocuparse de todo. Con siete años aún no son capaces de ciertas cosas, como prepararse ellos el desayuno y gestionar la merienda de cada día, o llevar dinero para comprarlo. Aunque sí como para tener claro qué les toca y comprobar su mochila, asearse y estar listos para salir a tiempo.

Pero la merienda es cosa mía... Y esa frase se convierte en un eco lejano durante toda la mañana.

Desenlace.

Llega la hora de ir a recogerlos, y esto que a muchos puede pareceros una soberana tontería, a mí no se me cae de la cabeza. Pero cuando salen por la verja, se me abalanzan a los brazos, como cada día.

–¡Papi, se te ha olvidado la merienda!
–Lo sé, cariño, lo siento mucho. Perdón.
–YYYY me ha dado de sus galletas. –Y a mí XXXX de su bocadillo.
–¡Qué bien! ¿Vamos para casa?
–Síííí... Te quiero mucho, Papi.
–Y yo a vosotros. ¿Me perdonáis?
–¡Vale! –¡Claro!

Así de simple. Ellos han pasado la mañana en el cole, pero el que se lleva una nueva lección soy yo.

Escena post créditos.

No ha vuelto a ocurrir. Pero la culpa no entiende de enmiendas y reparaciones, y menos de posibles reincidencias. Lo que es increíble es cómo una simpleza, una soberana tontería como esta, te hace sentir, aunque sea por unas horas, el peor padre del mundo.

¡Que la Fuerza os acompañe!

Suscríbete
Suscríbete por correo

Comentarios

  1. Entiendo la sensación perfectamente. No por llevarlos al colegio porque yo, por desgracia, por tema de horarios me es imposible pero alguna vez, cuando hemos ido a algún sitio, se me ha olvidado llevarles el agua o lo que sea y la sensación es la misma...

    Preciosa forma de escribir, cómo siempre

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo del sentimiento de culpa es que viene de serie cuando le dan a uno los papeles de padre o madre... 🤦🏻‍♂️
      Besos a HalfLemmon 😘

      Eliminar
  2. Que con siete años no pueden queeeeee??????
    Te han dado muchas lecciones.
    1 no ha pasado nada
    2 te perdonan
    3 los amigos suplen nuestros olvidos.
    Te falta otra: ellos saben mas de lo que imaginas! Dejales que se preparen el bocata!!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya habrá tiempo, poco a poco. Y sí, siempre me perdonan, y me enseñan constantemente.

      Eliminar
  3. Vale... Todos hemos vivido eso. Es más muchos de nosotros hemos sufrido lo mismo que tú. Para una cosa que tengo que hacer, voy y se me olvida.
    De esas sufrió varias al cabo de un solo día. Y al final lo he aceptado. No dejo de sentirme un poco #caosdemadre pero nuestros hijos no nos ven así.
    Por cierto, hoy me he olvidado de dar al niño el ingrediente que hay que llevar para el bocadillo de mañana solidario... Lo dicho, seguirá ocurriendo... Pero no para nada. Mañana lo llevamos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si, imagino que nos pasa a todos y todas. Por eso digo, que muchos pensaréis que es una tontería y que me monto películas :P
      El sentimiento de culpa es algo que compartimos casi todos los que tenemos críos y criamos ;)

      Eliminar
  4. Despite the fact that I like to be aware of what they have to do, check their backpack, get out and be ready for further.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario