Los cuidados, ¿también son intransferibles?
Este
2021 ha empezado
regulinchi, lo sé. Últimamente cada noticia es más desastrosa que la anterior, y ya llueve sobre mojado: pandemia, terrorismo machista, crisis económica, corrupción (
tanto monta, monta tanto), clima desatado, fascismo enquistado.... Pero en este inicio de 2021 hay otro tema del que desde
Papás Blogueros nos invitan a hablar:
los permisos de paternidad de 16 semanas. Un tema del que ya hemos hablado, y en el que las opiniones y posturas tienden a polarizarse, así que rescato estas reflexiones que ya publiqué hace un tiempo. Al final, todo acaba en el mismo escollo, el mismo punto muerto: que los
hombres asumamos e interioricemos que esto de
los cuidados y la crianza también nos toca a nosotros.
Lo primero que me llama la atención es que en este tipo de avances –porque es un avance– y políticas, se tiende siempre a
igualar por abajo. Es algo que necesariamente defrauda y hasta indigna a parte de la sociedad –la parte que materna y lleva años exigiendo un permiso por maternidad decente –. Porque se olvida la necesidad urgente de ampliar las ridículas
bajas maternales a seis o incluso hasta los doce meses, como recomiendan tantas organizaciones, empezando por la OMS. Y que se pongan en valor las
labores de cuidado en esta sociedad, eliminando la
perspectiva de género.
Yo sólo puedo hablar desde mi punto de vista, que es el de un padre que cría, y con una
reducción de jornada desde hace ocho años. No hay fórmulas mágicas, todo tiene sus pros y sus contras. Y con los
permisos de paternidad iguales e intransferibles –y
pagados– ocurre igualmente. Tengo muy claro que si parte de las semanas de prestación fueran transferibles, en un altísimo porcentaje lo seguirán asumiendo
las madres, por decisión propia, acuerdo consensuado, o en la mayoría de casos, por tradición, por la presión histórica del patriarcado y por
machismo. Y seguirá recayendo la carga y la responsabilidad de la crianza y los cuidados, las renuncias y la
penalización laboral de la maternidad en las mujeres.
Legislar estos permisos en cierto modo es
forzar la organización familiar desde una instancia a la que
no le corresponde esa labor. Y forzar a establecer un nuevo pacto privado entre personas que se deberían
respetan por igual y ser
corresponsables por igual. Esa es una realidad familiar
en igualdad. La cuestión es que esta situación no se produce tanto como debiera, y esto no se puede legislar. Las bajas, permisos y medidas de conciliación sí, pero el reparto de roles y las desigualdades de género se arreglarán –aunque sea demasiado poco a poco– con educación y pedagogía, y
cambio cultural y social. Si este cambio social hay que conseguirlo a empujones,
con políticas y legislación, exijamos más. Más educación, más pedagogía, y más cambios.
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Soy un reflejo en su mirada. |
Con los
permisos intransferibles y otras medidas legales, los hombres –y las empresas– nos quedamos
sin excusas decentes. Los que no se responsabilicen y se hagan cargo de su parte, de
su 100%, los que se desentiendan de sus deberes y se escaqueen,
se retratan ellos solos. De todos modos a muchos esto les seguirá sin importar, aún queda mucho
señoro, mucho macho ibérico, mucho trabajador abnegado y mucho
padre proveedor demasiado cómodo en su sacrificado rol. Un papel que ha dotado a la
masculinidad de parte de su carácter hegemónico tradicional y
patriarcal. Pero si un hombre renuncia a su derecho y responsabilidad como
cuidador, que ni el estado ni la empresa respalde su escaqueo. El resto es cuestión de educación, formación y cambio social, siempre lento. Con el tiempo, a esa figura de padre tampoco la respaldará la sociedad. No valen
excusas ya.
Igualar derechos, pero sobre todo, igualar responsabilidades
En eso los hombres tenemos demasiada tarea pendiente. Gran parte del camino se habrá andado cuando entre los
padres hombres se normalice y generalicen peticiones como
"el lunes tengo que salir antes, que tengo tutoría del pequeño", o
"necesito el jueves dos horitas para llevar a la niña al pediatra". Por el contrario, aún es habitual escuchar frases como
"¿ya te vas?", o
"¡qué bien vives!", cuando uno sale del trabajo a la hora estipulada por su
reducción de jornada por crianza. O que te etiqueten –aunque sea con sorna o a escondidas– directamente de
calzonazos, o
nenaza. Y lo sé por
experiencia propia.
El
cambio social llegará cuando no sea extraño que un padre solicite una reducción de jornada por crianza y custodia, o una
excedencia. O que agote hasta su último día de
permiso de paternidad, en lugar de incorporarse a la empresa como abnegado trabajador y sacrificado padre proveedor, y que encima reciba palmaditas en la espalda. Cuando en el cole sea normal ver a tantos hombres como mujeres
hacerse cargo de sus criaturas, cuando en el grupo de
whatsapp de la clase la proporción no sea de 15 a 1, cuando en la consulta de pediatría también sea normal encontrarse con padres, y que las explicaciones sean dirigidas a él como
cuidador. Cuando asumamos que las
tareas de cuidados y crianza también son cosa de hombres y se valoren. Cuando los hombres pidamos medidas de conciliación para cuidar, y no solo para estudiar en el extranjero o dedicarnos a practicar un deporte o a entrenar. Y que estas muestras de responsabilidad todos las veamos con la misma
normalidad que cuando se trata de una mujer.
Pero como digo, que esto llegue a ser normal y de sentido común, entre padres, madres y empresas, no depende sólo de las leyes y medidas legales y cuotas, sino de
educación. Para ese cambio social, para acabar con
el machismo y el patriarcado y la desigualdad de género en la crianza y en los cuidados, hacen falta muchas cosas: educación, formación, pedagogía, pero también medidas legales y marco jurídico y laboral. Incluyendo los
permisos de paternidad.
La ampliación de estos permisos de paternidad es un
avance. ¿Es más urgente ampliar los
maternales?
Rotundamente SÍ. ¿Son necesarios y positivos? También. Vamos a por el siguiente. Insisto, las soluciones no son fórmulas mágicas. Al final, solo puedo hablar de
mi solución. Y como ya os he contado tantas veces, pasó por
asumir con todas las consecuencias que esto de los cuidados y la crianza
también me toca a mí.
¡Que la Fuerza os acompañe!
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Qué bien escribes, jodío...
ResponderEliminarJajaja! Pues no sé, nunca estoy conforme y siempre ando corrigiendo y reescribiendo. Lo que sí sé es que escribo poco.... O demasiado poco a menudo. 😉
Eliminargestiones24.es
ResponderEliminarAnte inconvenientes legales, es fundamental consultar a especialistas en derecho para recibir asesoramiento preciso y proteger tus derechos. Su experiencia garantiza soluciones efectivas y el cumplimiento de las normativas vigentes.