Seis de cada diez padres y madres no dedican ni dos horas a la semana a
jugar con sus hijos. Leo esto en
un artículo de prensa, y solo puedo sentir
tristeza. También leo que la mayoría saben de la importancia del
juego y del
tiempo compartido con sus críos, y que les gustaría poder dedicarse más a ello. Todo son ventajas, para los pequeños y para los adultos.
Los vínculos se fortalecen, uno se siente más unido a ellos, más comunicativo, incluso rejuvenecido. Uno vuelve a ser un niño por un rato.
Es triste.
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Triste porque
no es fácil. Esta sociedad no nos da respiro, y siempre hay una razón de peso para no poner los
cuidados y la infancia (y los dependientes) en el centro, donde importa. Porque
la conciliación es mentira. Con estos ritmos de vida, la falta de tiempo y de oportunidad, de posibilidades, la falta de medidas de conciliación, de corresponsabilidad, y hasta de implicación, de igualdad y compromiso,
perdemos todos.
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Ser padre en el
Día del Padre, y que en los medios esta semana no dejen de aparecer "
padrazos", o reportajes sobre la conciliación o la falta de ella, lo que ha cambiado la
figura paterna con el paso de las generaciones. Ser padre y que te sigan vendiendo que el
tiempo de calidad es la solución. Ser padre y que la preocupación de unos cuantos sea que en el cole no les dejen a los peques hacerles un
cuadro con macarrones. O ser padre en el Día del Padre y asumir una
vida de padre, roles corresponsables,
padres igualitarios y cuidadores.
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Tantas formas de ser padre y de sentirme padre.
Padres igualitarios,
padres invisibles, padres tradicionales, padres que solo esperan una palmadita en la espalda, o el cuadro de macarrones. O incluso
padres ausentes. Queriendo o sin querer. El caso es que lo que está en el centro de un día como hoy
no son los hijos e hijas. Por eso en tantos colegios han decidido celebrar el
Día de la Familia, más inclusivo y respetuoso.
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Yo solo pienso en
jugar con ellos, reír juntos, cuidarlos, leerles
el Hobbit por mucho cansancio que tenga, atenderlos y alimentarlos, hacerles salpicar agua fuera de la bañera haciéndoles bromas tontas, educarlos,
aprender con ellos. Tengo que asimilar y mejorar mi paciencia, la tolerancia al caos, control de mis miedos, gestión de sentimientos. Trabajarme mi
Doctor Jekyll y mi
Bruce Banner y controlar a mi
Mr. Hyde y mi
Increíble Hulk. Resistir al
Lado Oscuro. Pero todo eso también es ser padre. Cada día.
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Nunca hubiera imaginado que hoy disfrutaría de
las cosas que disfruto, o que no echaría de menos algunas que antes me obsesionaban. Que el centro de mis días gravitaría en unas pocas horas repartidas a lo largo del día entre horarios de coles y trabajos. Y que un trabajo que me encanta se convertiría tan solo en una forma de
comprar tiempo, y decidir acogerme a una reducción de jornada. El tiempo de calidad
no existe. Es algo inventado, para satisfacerte a ti,
no a ellos. Por eso todo tiempo es poco. A veces no se puede otra cosa. Pero otras sí, y hay que esforzarse.
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Mejor olvídate del cuadro de macarrones hoy, por mucho que sea
19 de marzo. Mejor ten una igualitaria y feliz
vida de padre.
¡Que la Fuerza os acompañe!
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A tus pies, compañero. Yo te regalaba el cuadro de macarrones igual, por padre imperfecto - como todos- pero presente y consciente de que "e la conciliación es mentira. Con estos ritmos de vida, la falta de tiempo y de oportunidad, de posibilidades, la falta de medidas de conciliación, de corresponsabilidad, y hasta de implicación, de igualdad y compromiso, perdemos todos".
ResponderEliminarGracias. Esto son solo granitos de arena. Pero hay que ponerlos, y yo pongo los míos ;)
EliminarEsos ratos no vuelven y los añoraremos
ResponderEliminarHay que agarrarlos y aprovechar y exprimirlos! Y disfrutarlos!
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