Yo soy el que tiene prisa. Yo soy el que tiene el reloj en la cabeza. Tic Tac Tic Tac detrás de los ojos. Yo soy el se pone de los nervios si te pones la camiseta o los zapatos al revés, si no te subes la cremallera, si no te abrochas el botón. Yo soy el que quiere que salgamos ya, el que quiere que estés preparado para salir ya.
Yo soy el que se desespera porque tu hermana tarda en acabarse la leche. Porque tu hermano quiere vestirse conmigo al lado. Yo soy el que tarda un segundo de más en darme cuenta y en pedirte perdón por tirarte del pelo al hacerte la coleta. Y en darte un beso para que me perdones, aunque no haga falta. Yo soy el que olvida estas cosas. El que deja que las prisas me hagan olvidar lo que realmente tengo que hacer. Lo que necesitáis.
Yo soy el que se olvida de lo importante que es ese Pikachu, ese dinosaurio, esa tarjeta. Lo importante que es irnos al cole con ese muñeco al que agarrarse. Iluso. Yo soy el que no se para a desear de verdad buenos días. Yo soy el …
Yo soy el que se desespera porque tu hermana tarda en acabarse la leche. Porque tu hermano quiere vestirse conmigo al lado. Yo soy el que tarda un segundo de más en darme cuenta y en pedirte perdón por tirarte del pelo al hacerte la coleta. Y en darte un beso para que me perdones, aunque no haga falta. Yo soy el que olvida estas cosas. El que deja que las prisas me hagan olvidar lo que realmente tengo que hacer. Lo que necesitáis.
Yo soy el que se olvida de lo importante que es ese Pikachu, ese dinosaurio, esa tarjeta. Lo importante que es irnos al cole con ese muñeco al que agarrarse. Iluso. Yo soy el que no se para a desear de verdad buenos días. Yo soy el …
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Tienes toda la razón. Pero somos humanos. Deberíamos saber gestionar mejor las emociones y no perder nunca la calma, aunque sólo sea para darles ejemplos, pero la realidad es otra. Hoy sin ir más lejos. Les llevé a la feria para que pasaran un día maravilloso y hubo peleas entre hermanos, lloros por puros caprichos, accidentes sin importancia, pero con más lloros... Y yo todo el rato aguantando el tipo y gestionando los conflictos como podía. Hasta que he llegado a casa, he hecho la cena, se la he puesto delante y el pequeño me ha dicho "yo no me voy a comer eso". Ahí, ahí es cuando he estallado: gritos, lamentos, perjurio y rasgadura de vestimentas. Mis hijos no entendían nada. Pero es que somos humanos. Cuando me he calmado les he hecho ver que me han hecho pasar un día difícil y que al final lo más nimio es la gota que rebosa el vaso. Con otras palabras. Buf, como me enrollo. Lo que quiero decir es que si siempre les tratas con respeto, les demuestras con creces que les quieres, intentas explicarles las cosas con paciencia... Por un día que explotes no pasa absolutamente nada. Entra dentro de lo normal de ser seres imperfectos ;)
ResponderEliminarBueno, esa 'normalidad' la quiero desterrar. no quiero que sea normal que estalle, no quiero tener excusas. Es complicado con la vida que llevamos y el estrés de la vida y la crianza, pero hay que conseguirlo. Es uno de mis objetivos, aunque tropiece de vez en cuando. ;)
EliminarCuando seamos perfectos....
ResponderEliminarSabes lo que consiguió que yo cambiara el chip casi para siempre?
Explicarles que era yo la que estaba haciendo algo mal y no ellos.
Contarles que el trabajo no me había salido tan bien como yo quería o que era tarde y todavía tenía que hacer la cena.
Ahora, que son más altos que yo, les pido que me dejen desesperarme y gritar, que lo necesito, y pongo la radio y discuto con el locutor, por ejemplo
Pues básicamente eso. Pedir perdón por perder los papeles, y excusarse, en la medida que vayan entendiendo estas cosas. Los padres tenemos que aprender humildad, y pagarlo con el locutor, o con el pulpo, que queda más tierno después de desahogarte con él ;)
EliminarYo eso ya lo traigo de serie así que una cosa que me quito. Quizá sea por mi timidez o yo qué sé pero no me gusta gritar, a no ser que sea para llamar a alguien lejano o por algún juego o similar.
ResponderEliminarSí que pierdo la paciencia pero la exteriorizo de otras formas.
Animo compañero!
Pues qué suerte la tuya. Ya me gustaría a mí ser algo más mesurado a veces...
EliminarAy qué identificada me siento!
ResponderEliminarDesde luego no te hacen falta libros o manuales, y de hecho deberías editar el tuyo propio.
Cuánto nos enseñan estos peques, y cuánto duele mirarse a veces en el reflejo que nos ofrecen de nosotros mismos. Pero siempre estamos a tiempo de cambiar y mejorar. Esto es un aprendizaje continuo.
Espero que se te cure pronto la otitis
Un saludo
Ay! Apenas me da para ir escribiendo algún post de vez en cuando, y contestar con muuucho retraso vuestros comentarios, como para meterme en escribir un libro!!! xD
EliminarEl caso es que nosotros les enseñamos a crecer, a madurar, y ellos , si les dejamos hacerlo nos enseñan a ser mejores padres ;)
Besos
Hay épocas, yo con la ciátíca y constante dolor día y noche estaba muy alterado y gritaba más, bueno más que gritar reñía, pero me sentaron y me dijeron que no les gustaba como me estaba comportando, pedí perdón e intenro que le estrés y el dolor no lo pagen ellos. Tienes toda la razón.
ResponderEliminarEl estrés es demoledor para mantener una relación sana con los demás, sobre todo con los que dependen más de ti. Nos altera, y siempre para mal.
EliminarMe siento muy identificada con tus palabras. El otro día mi hija de 8 años me dijo que por qué le gritaba yo y a ella le decía que no se grita. Le dije que tenía razón. No me gusta gritar y no suelo hacerlo pero a veces es la gota que colma el vaso, como decían en otro comentario y estallo. Luego me arrepiento. Me he leído un libro llamado "Disciplina sin lágrimas" que me ha gustado mucho y me hace pensar, pero todavía me queda mucho para ser medio perfecta.
ResponderEliminarPerfecto no somos nadie. La cuestión es mejorar día a día ;)
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