Ya os contaba no hace mucho que estábamos 
inmersos en el proceso de 
escolarización de los pequeños 
padawanes. Y que intentaba hacerme a la idea de que en septiembre se me iba a hacer más duro a mí que a ellos el dejarlos 
llorando a las puertas del 
colegio. Un par de meses después, puedo confirmar que sigo sin hacerme a la idea. O mejor dicho, doy por hecho que lo voy a pasar 
fatal.
El colegio elegido es uno cercano, 
público bilingüe. Después de ver cómo anda la 
burocracia en estos temas, como os comenté en el post anterior, me temía lo peor para el trámite de la 
matriculación. Además, no dejaba de leer y escuchar comentarios sobre la pesadilla que suponía todo el proceso. Pero realmente, no sé si por suerte o por distintos niveles de estrés o disponibilidad, no fue tan 
traumático como temíamos. No hubo problema para acceder a las plazas. El único 
pero era el escaso margen de tiempo para gestionarlo todo.
La 
documentación para cumplimentar la matriculación no estaba disponible hasta la apertura del plazo. Y los trámites sólo podían realizarse durante 
una semana, en un horario de secretaría de 
una hora escasa, a media mañana. No sé realmente la carga de trabajo que soportan en estos centros, imagino que razonablemente alta, pero para tramitar las matrículas de los 49 niños (contados) que accedían al ciclo de 
infantil de 3 años, creo que no hacía falta tantas apreturas. Puedo equivocarme, pero me parece ridículo. Máxime cuando hay padres que tienen que buscar ayuda o pedir permiso en el trabajo para poder acercarse al centro 
a hacer cola, y entregar los impresos cumplimentados.
Entre fotocopias, libros de familia y demás papaleo –que se encargó de rellenar la 
Maestra Jedi, más ducha en estos menesteres–, la nota simpática la ponen las 
fotos de carné. En algunas redes ya comentaban lo complicado de poner a posar a pequeños de dos años y medio, pero no hubo demasiado 
problema, y también se ocupó de ello la madre. El caso es que la pequeña 
Leia le encanta que le hagamos fotos. Es consciente de que tiene que mirar a la cámara, y cuando le pedimos que 
sonría, pone la cara de Chandler Bing en el episodio 
'El de la foto de compromiso', de la séptima temporada de 
Friends, pero en graciosa, más 
adorable aún de lo que es normalmente. Aprieta los dientes y abre los labios en una 
inmensa sonrisa fingida, de oreja a oreja, pero con una alegría en los ojos que nos hace soltar una risa cada vez que lo hace. Y luego tiene un 
tic, como de vergüenza o timidez, y se lleva las manos a la cara agachando la cabeza y frunciendo la nariz, como riendo entre dientes. Incluso recordándolo 
se me cae la baba, no puedo evitarlo. El pequeño 
Luke también cooperó, así que la sesión de fotos no fue mal del todo.
La matriculas están hechas. Pero aún no sabemos nada de 
preparativos, AMPAS, material escolar, pautas, horarios... El personal de secretaría nos emplazó a septiembre para una 
reunión previa –¿previa? ¿ya en septiembre?–, y preparar todo lo relativo al inicio del curso, algo que me parece poco sensato. Otros casos que conocemos, incluso han tenido ya esa reunión informativa. Ya me veo como loco buscando a 
última hora libros, materiales y complementos, y recorriéndome todas las papelerías y librerías del barrio.
Lo que tampoco tenemos 
decidido aún de forma definitiva es si vamos a separar a los 
padawanes en clases distintas o a 
mantenerlos justos. El centro tiene la costumbre de separarlos, aunque podemos solicitar que los tengan en el mismo aula. Hemos leído e investigado algo, visto argumentos 
a favor y en contra de cada caso, y como siempre, cada caso, cada casa y cada niño es un mundo, así que no acabamos de convencernos ni decidirmos. Supongo que es una de esas cuestiones que nunca tienen una solución fácil, única ni 
categórica. Y es algo que se suma a mi inquietud por el día de la 
separación. Por separarme de ellos, claro. Y por la angustia por la que pasaré esos primeros días. No sé si separarlos o mantenerlos justos 
ayudará o empeorará la situación, y no soy capaz de discernir si es por mí 
o por ellos. Ya os contaré. Por el momento sigo asumiendo poco a poco que ya no queda tanto para 
septiembre.
¡Que la Fuerza os acompañe!
 
¡Intereante post! A la hora de la vuelta al cole es importante reparar en que el colegio tenga un mobiliario adecuado para el uso. Este debe ser de calidad y apto para que los niños puedan jugar y aprender de forma segura.
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