No es por ti, es por mí...

Yo soy el que tiene prisa . Yo soy el que tiene el reloj en la cabeza. Tic Tac Tic Tac detrás de los ojos. Yo soy el se pone de los nervios si te pones la camiseta o los zapatos al revés, si no te subes la cremallera, si no te abrochas el botón. Yo soy el que quiere que salgamos ya, el que quiere que estés preparado para salir ya . Yo soy el que se desespera porque tu hermana tarda en acabarse la leche. Porque tu hermano quiere vestirse conmigo al lado. Yo soy el que tarda un segundo de más en darme cuenta y en pedirte perdón por tirarte del pelo al hacerte la coleta . Y en darte un beso para que me perdones, aunque no haga falta . Yo soy el que olvida estas cosas. El que deja que las prisas me hagan olvidar lo que realmente tengo que hacer. Lo que necesitáis. Yo soy el que se olvida de lo importante que es ese Pikachu, ese dinosaurio, esa tarjeta. Lo importante que es irnos al cole con ese muñeco al que agarrarse. Iluso. Yo soy el que no se para a desear de verdad buenos

Berrinches repartidos

Tenemos mucha suerte. Muchísima. Los padawanes tienen 25 meses (y pico), y hace ya tiempo que sabemos lo que son los berrinches, estamos familiarizados con ellos, aunque tengo que confesar que menos de lo que esperaba, la verdad. Y eso que la probabilidad de que se desate la furia por disputarse el mismo juguete o reclamar atención es mayor cuando son dos los pequeños en casa que han entrado en los Terribles Dos Años. Los berrinches por ahora son, casi siempre, controlables.
Las causas de los berrinches suelen ser variadas, e inesperadas, pero hay algunas situaciones que nos conducen irremediablemente a un buen rato de pataletas y llantos. Uno de los usuales es el de la siesta interrumpida. Si coincide que duermen tras la comida, y tenemos alguna actividad por la que tengamos que despertarlos, el berrinche puede durar media tarde –sobre todo a Luke–. Otra situación peligrosa es la contraria, cuando están que se caen de sueño pero no quieren dormir, quieren seguir con la fiesta –sobre todo a Leia–. O cuando tienen hambre y aún no está la comida, o es temprano para comer. O cuando a alguno se le antoja jugar con lo que tenga el hermano en ese momento, y empieza un tira y afloja de empujones y agarrones que acaba en llanto seguro. En fin, qué os voy a contar...

El caso es que tenemos mucha suerte. Muchísima. Como os he comentado, los berrinches no son tan habituales como me temía en un principio –y espero que se mantenga así–. Pero lo que verdaderamente es una bendición es que parece que se turnaran para montarnos las pataletas. Hace poco leí un artículo en SomosMúltiples sobre algo llamado Twin Escalation Syndrome, o Síndrome de Intensificación Gemelar, donde comentaban la tendencia que tienen mellizos y múltiples en general, a imitar e intensificar el comportamiento de uno de los hermanos como respuesta a su conducta, retroalimentándola y generando una dinámica problemática.

Supongo que esto se da en cualquier familia con varios hijos de edad parecida, no necesariamente múltiples. En nuestro caso, al menos por el momento, no ocurre tanto así. Cuando el pequeño Luke tiene un mal día o se frustra por algo, Leia parece darnos un respiro y no contribuye al berrinche. Al contrario, hay ocasiones en las que intenta calmar y consolar a su hermano, y suelta un "JavierLuke, no llores...", y le hace cariñitos y acaricia la cabeza. Ternura en estado puro (¡qué bien quedaría aquí un emoticono o un meme!).

Y el caso contrario también ocurre. Leia tiene su carácter, y suele ponerse como una pequeña energúmena en alguna que otra ocasión, como cuando le controlamos el uso del móvil o del iPad para ver sus dibujos o jugar, por ejemplo. Luke no muestra tanto interés es los gadgets, y contribuye a calmar a su hermana con su buen humor. El pequeño suele darle abrazos e intenta besarla de vez en cuando (otro meme babeante aquí).

Ampliando la escala, lo mismo nos ocurre con las malas rachas. Cuando la niña está pasando por unos días más problemáticos, y está más quisquillosa y da más guerra, su hermano parece portarse estupendamente. Y al contrario. Hasta parece que se alternaran para tener épocas de malas noches y sueños alterados. Es un alivio que no ataquen los dos al mismo tiempo y se turnen para montarnos estos duelos de sables láser y el poder de La Fuerza. Dos contra uno es ya muy complicado como para resistirse al Reverso Tenebroso.

Así que creo que sí, que tenemos mucha suerte. Muchísima. Nada puede evitarnos tener que lidiar con los berrinches ni con los Terribles Dos Años, pero parece que por el momento el Síndrome de Intensificación Gemelar no va a mayores. Nuestros padawanes parece que intentaran ponérnoslo un poco más fácil. Tenemos muchísima suerte.

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