No es por ti, es por mí...

Yo soy el que tiene prisa . Yo soy el que tiene el reloj en la cabeza. Tic Tac Tic Tac detrás de los ojos. Yo soy el se pone de los nervios si te pones la camiseta o los zapatos al revés, si no te subes la cremallera, si no te abrochas el botón. Yo soy el que quiere que salgamos ya, el que quiere que estés preparado para salir ya . Yo soy el que se desespera porque tu hermana tarda en acabarse la leche. Porque tu hermano quiere vestirse conmigo al lado. Yo soy el que tarda un segundo de más en darme cuenta y en pedirte perdón por tirarte del pelo al hacerte la coleta . Y en darte un beso para que me perdones, aunque no haga falta . Yo soy el que olvida estas cosas. El que deja que las prisas me hagan olvidar lo que realmente tengo que hacer. Lo que necesitáis. Yo soy el que se olvida de lo importante que es ese Pikachu, ese dinosaurio, esa tarjeta. Lo importante que es irnos al cole con ese muñeco al que agarrarse. Iluso. Yo soy el que no se para a desear de verdad buenos

Cuadros con macarrones

Son las doce y media de la noche, del 20 de marzo. Acaba de terminar mi primer Día del Padre.

Ya está la casa en silencio, y los peques están dormidos hace rato. Con suerte aguantarán tranquilos toda la noche, aunque lo normal es que Luke pida un biberón entre la 5 y las 6. La hermana, Leia, es mas dormilona, y desayunará con nosotros por la mañana.
Esta mañana los pequeños han estado hasta tarde conmigo en la cama, jugando y comiendo. Es una de las ventajas de trabajar por la tarde. Leia ha estado sonriéndome, contenta después de su biberón, Luke ha estado chapurreando conmigo un rato, hemos jugado y cantado un poco. Después de comer y cambiarlos, hemos pasado un par de horas paseando y tomando el sol. Luke iba en el carrito, y a Leia la llevaba colgada de una bandolera, para que ejercitara más el cuello y la espalda. Un invento.

Y por la tarde al trabajo. Cuando he vuelto a casa ya estaban bañados, pero me ha dado tiempo a acabar de darles el último biberón y acostarlos. Luke se duerme al momento de meterlo en la cuna, pero me he quedado un rato mirando a la peque mientras me agarraba un dedo y se quedaba tranquila en la suya.

Hoy ha sido un día de llamadas y felicitaciones. Los abuelos, el suegro, los tíos, los compañeros del trabajo, los primos, el Facebook... Cada año pensaba que un día como hoy debía ser como una especie de santo, o día del nombre, o del patrón, no le veía demasiado la gracia. Pero lo verdad es que me ha resultado distinto. Solo una sensación.

No he tenido cuadros hechos con macarrones, ni ceniceros de arcilla con sus huellas, o dibujos con plastidecores diciéndome "te quiero papi". Salvo las llamadas y felicitaciones, ha sido un día normal. Tan especial como todos desde hace 3 meses y medio. Compartido cada minuto y cada gesto con la madre, que lo vuelve todo más especial aún. Mis peques y sus rutinas, sus llantos, sus sonrisas, su parloteo, han sido los de casi todos los días últimamente... pero me ha gustado mi primer Día del Padre.

¡Que la Fuerza os acompañe!

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