No es por ti, es por mí...

Yo soy el que tiene prisa . Yo soy el que tiene el reloj en la cabeza. Tic Tac Tic Tac detrás de los ojos. Yo soy el se pone de los nervios si te pones la camiseta o los zapatos al revés, si no te subes la cremallera, si no te abrochas el botón. Yo soy el que quiere que salgamos ya, el que quiere que estés preparado para salir ya . Yo soy el que se desespera porque tu hermana tarda en acabarse la leche. Porque tu hermano quiere vestirse conmigo al lado. Yo soy el que tarda un segundo de más en darme cuenta y en pedirte perdón por tirarte del pelo al hacerte la coleta . Y en darte un beso para que me perdones, aunque no haga falta . Yo soy el que olvida estas cosas. El que deja que las prisas me hagan olvidar lo que realmente tengo que hacer. Lo que necesitáis. Yo soy el que se olvida de lo importante que es ese Pikachu, ese dinosaurio, esa tarjeta. Lo importante que es irnos al cole con ese muñeco al que agarrarse. Iluso. Yo soy el que no se para a desear de verdad buenos

Compartiendo tartas

No sé si sabéis –y si no ya os lo cuento yo– que cumplí años el día de Nochebuena. Es un día especial, siempre lo ha sido. Y desde que nacieron los padawanes mucho más. Este año ha vuelto a serlo, pero las sensaciones se van transformando con cada nueva vela que hemos ido sumando.

Nacer en Navidad tiene ciertos inconvenientes para un niño. Más allá de que siempre vas a ser de los pequeñajos del cole –y yo eso lo sufrí bastante–, cuando llegan las fiestas tu propio cumpleaños queda como diluido. Y los regalos también. Eso sí, mi cumple era en la que más familia se reunía. Y en la que más gente cantaba el cumpleaños feliz mientras el homenajeado se moría de vergüenza.

El sexto cumple de los padawanes pasó hace menos de un mes, aún lo recuerdan. Y su recién estrenada vida social está plagada de cumples, raro es el mes que no tenemos alguno. Ya son conscientes de lo que supone, de las celebraciones, las fiestas y sobre todo, los regalos. Han pasado las últimas semanas preguntando y contando los días que faltaban para su cumple, y luego para el de Papi y el del primo Rafa, para las navidades, para la Noche de Reyes... Se nos agolpan las fiestas.

¿El cumple de Papi? El cumple de Papi ya ni es importante, y menos para Papi. Es sólo una excusa más. El caso es que aquella vergüenza mortal que –como todos– sufría antes ya ni asoma, se esfuma. Ahora ni lo pienso, es como si compartiera el momento, las velas y la tarta con ellos, y ellos compartieran conmigo la ilusión y la magia, y el Centro del Universo vuelve a estar donde debe. Otra de las maravillas de volver a sentirse por un rato como un niño, gracias a ellos. Este regalo es suyo. Y los Niños Magos son ellos.

Ya no tengo que soplar las velas. Luke y Leia las soplan conmigo, por mi. Ya puedo ir cumpliendo los cuarenta y cinco y los que vengan. Lo importante son los padawanes, y lo que me regalan.

¡Que la Fuerza os acompañe!
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