No es por ti, es por mí...

Yo soy el que tiene prisa . Yo soy el que tiene el reloj en la cabeza. Tic Tac Tic Tac detrás de los ojos. Yo soy el se pone de los nervios si te pones la camiseta o los zapatos al revés, si no te subes la cremallera, si no te abrochas el botón. Yo soy el que quiere que salgamos ya, el que quiere que estés preparado para salir ya . Yo soy el que se desespera porque tu hermana tarda en acabarse la leche. Porque tu hermano quiere vestirse conmigo al lado. Yo soy el que tarda un segundo de más en darme cuenta y en pedirte perdón por tirarte del pelo al hacerte la coleta . Y en darte un beso para que me perdones, aunque no haga falta . Yo soy el que olvida estas cosas. El que deja que las prisas me hagan olvidar lo que realmente tengo que hacer. Lo que necesitáis. Yo soy el que se olvida de lo importante que es ese Pikachu, ese dinosaurio, esa tarjeta. Lo importante que es irnos al cole con ese muñeco al que agarrarse. Iluso. Yo soy el que no se para a desear de verdad buenos

Agotamiento y vacaciones

Estoy agotado. Se acabaron las vacaciones de Navidad, y los padawanes han vuelto al cole esta mañana. Comienzan las clases y los horarios fijos de nuevo. Y yo volveré a estar agotado. En ocasiones he comentado con la Maestra-Jedi esto que me pasa. Supongo que no soy el único, al menos eso espero. Cuando nos planteamos la organización que necesitábamos en casa, las mañanas iban a ser responsabilidad mía, y las tardes para ella. Así que cuando los pequeños empezaran a ir al colegio este curso, yo me vería en cierto modo más liberado, más descansado.
Pero no. Ahora el agotamiento es otro, distinto, pero sigo agotado. La diferencia es que ahora tengo horario. Horario fijo. Antes podíamos quedarnos pegados a las sábanas, podíamos empezar la jornada una hora antes, o una hora después. No teníamos prisa por desayunar o vestirnos. Ni para tener las tareas y la comida listas a tal hora. Antes pasaba toda la mañana con ellos, y acababa agotado, claro. Pero no estresado.

En diciembre estaba deseando que llegaran las vacaciones de los peques. Entre otras cosas, para volver a no tener horario. Y para volver a pasar tiempo con Luke y Leia. Porque los echo de menos. Estos días ha habido tiempo para todo, imagino que como en casi cualquier casa. Visitas a la familia, comidas y cenas, paseos, juegos en casa, fiestas –como mi cumpleaños–, y hasta pequeños viajes. El fin de año lo hemos pasado en Toledo, con parte de la familia, enganchados al Tito Kiko. Y luego los Reyes, los días más mágicos del año.

Así que hoy hemos vuelto a la rutina. Al estrés. Despertador, desayuno con prisa, y abrigo. Esta mañana hacía mucho frío, daba más pena todavía sacarlos de la cama. Reencuentro en la puerta del cole con los amigos, con las seños, y otra vez a la fila. Y yo otra vez a por mi café solo, y a tenerlo todo listo para cuando salgan en un par de horas. Para que luego lea uno o escuche comentarios, tips con cierta sorna, frases de Malasmadres. Bendita rutina, bendito descanso. Cosas de la –falta de– conciliación, supongo. Yo vuelvo a mi cansancio.

¡Que la Fuerza os acompañe!
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Comentarios

  1. Es cierto que las vacaciones con niños no son tan relajadas como podrían ser debido a que siempre necesitarán una atención constante. Por ello, nunca terminas de descansar, y cuando parece que lo vas a conseguir se terminan. Por ello, existen multitud de productos como los carros de bebé, específicos para hacer la vida lo más sencilla posible. Estos apenas pesan y son totalmente plegables, por lo que te garantizan la máxima flexibilidad para llevártelos a los lugares que vayas.

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