No es por ti, es por mí...

Yo soy el que tiene prisa . Yo soy el que tiene el reloj en la cabeza. Tic Tac Tic Tac detrás de los ojos. Yo soy el se pone de los nervios si te pones la camiseta o los zapatos al revés, si no te subes la cremallera, si no te abrochas el botón. Yo soy el que quiere que salgamos ya, el que quiere que estés preparado para salir ya . Yo soy el que se desespera porque tu hermana tarda en acabarse la leche. Porque tu hermano quiere vestirse conmigo al lado. Yo soy el que tarda un segundo de más en darme cuenta y en pedirte perdón por tirarte del pelo al hacerte la coleta . Y en darte un beso para que me perdones, aunque no haga falta . Yo soy el que olvida estas cosas. El que deja que las prisas me hagan olvidar lo que realmente tengo que hacer. Lo que necesitáis. Yo soy el que se olvida de lo importante que es ese Pikachu, ese dinosaurio, esa tarjeta. Lo importante que es irnos al cole con ese muñeco al que agarrarse. Iluso. Yo soy el que no se para a desear de verdad buenos

La puerta del colegio (II): Logro desbloqueado

Luke y Leia lo han conseguido. Cada mañana me hacen la misma pregunta, como si aún no hubieran interiorizado del todo que lo del colegio llegó para quedarse definitivamente en nuestras vidas. Cada mañana les preparo el desayuno, los visto, y cada mañana ellos me preguntan: –"¿A dónde vamos?". Y cada mañana les contesto lo mismo: –"Al cole, tesoro".

Como si se tratara solo de la reafirmación de algo que ya saben, pero que quieren volver a oír. Ni una sola mañana me han contestado que no querían ir. De hecho, salen jugando y riendo al descansillo, esperando el ascensor. Bajan corriendo y subiéndose a los escalones y los poyetes que hay en el portal. Y recorremos el camino al colegio de la mano, charlando. Viendo la 'casa rota' que hay donde antes estaba el edificio de la farmacia, o saltando del tocón de árbol que hay antes del semáforo. Esperando pacientemente al 'verde' para poder cruzar. Contando los colores de los coches que vemos pasar o de los graffitis de la tapia. Y escuchando la sirena que suena cada mañana más o menos cuando doblamos la esquina del cole. O cuando nos acercamos a la puerta del cole...
Pero Luke y Leia lo han conseguido. Han conseguido que mi café solo ya no sea tan amargo, que no los deje en el cole con ese pequeño pellizco en la garganta, en las tripas. Entran sonriendo, juntos, ayudándose el uno al otro, acompañándose. Pero sonriendo. Se giran y me buscan con la mirada, como para comprobar que no me he ido todavía, que sigo ahí. Y que sigo sonriendo. Y entonces nos decimos adiós con la mano, con la mirada, y con la sonrisa. Logro desbloqueado.

Así es todo mucho más fácil.

¡Que la Fuerza os acompañe!
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